Además de lo inspirador que puede resultar un edificio para educación preescolar, el concepto arquitectónico surgió de un análisis geométrico para lograr espacios fluidos y amables, seleccionando el hexágono por su forma flexible y simbólica, agrupándolo a manera de colmena. Esta se articula por medio de un elemento detonante fuerte como es el vacío central o patio de juegos, que ayudó a realizar la descomposición de los hexágonos, dando paso a una gradería o teatro al aire libre, que hacen del edificio un "gran juguete" muy colorido, para fomentar el aprendizaje por medio de la lúdica. Alrededor de este espacio central se ubicaron los salones y demás funciones del preescolar en dos pisos, integrándose entre sí con un amplio espacio de circulación. En su implantación se genero una conexión directa con los patios del colegio existente, donde la gradería en el patio central fue el elemento clave en la adaptación al terreno y así poder comunicar los edificios. La vía interna se separa de la vía pública exterior por medio de un terraplén donde la naturaleza es de gran importancia, pues se conservaron los arboles existentes, vitales para el proyecto arquitectónico. Las fachadas de colores alegres, planteadas para lograr la fácil orientación de las niñas para que encuentren un edificio acogedor, ya que salen por primera vez de sus casas donde están familiarizadas con juguetes, formas y colores similares a los del preescolar. El proyecto dio importancia a la disposición al aprendizaje, la versatilidad, la exploración y el diseño universal.